Pasen pasen! Que la casa es chica pero el corazón es grande!

Demasiado grande tiene Mi Magdalena el corazón, más le valdría tener igual de grande otra cosa. No está bien que quepa tanto en ese corazón que tiene, si hubiese menos sitio cuando alguien entrase, otro alguien tendría que salir, porque al final, cueste más o cueste menos, todos salen.

Así siempre habrá un sitio para ÉL, que la quiso y la dejó de querer y para el otro, que la folló.

No está bien ese corazón tan grande, debería ser más pequeño, ni siquiera más práctico, porque un corazón tan grande, sólo sirve para sentir mucho, y si lo que se ha de sentir es malo, mejor no sentirlo.

¿Verdad? ¿Se creerá Mi Magdalena estas últimas líneas? ¿O me las tirará a la cara y me dirá que de todo se aprende y con todo se crece, que teniéndoles presentes avanza (aunque lo de avanzar es para ponerlo en duda tratándose de Mi Magdalena) y que cada vez sale más reforzada?

Ya no sé si creerla, no le puedo decir que no sea como es, porque su corazón forma parte de cómo es.

Pero a este paso, Mi Magdalena va a cantarme que tiene el corazón podrido de latir y lo va a cerrar por derribo.

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