Qué gran verdad. Esta tarde he estado hablando con Mi Magdalena y me ha pedido que le deje el teclado hoy, que quiere escribir ella.
No sé si algún día leerás esto, no sé si algún día buscarás el blog en el que sabes que se habla de ti. Si te acordarás de alguna frase cuando te leía algunos posts hace unos días, y te dará por ir a Google para ver si eres capaz de llegar hasta aquí.
Si has llegado tienes premio, te voy a contar cómo me has hecho sentir hoy. ¿Te acuerdas de la conversación que tuvimos ese domingo, después que te leyese los posts de este blog mientras estabas en el sofá escuchándome? Cuando te conté cómo me hiciste sentir hace dos años y como me sentí después, cuando te marchaste. Me dijiste que no me querías hacer daño. Te creí. Fallo mío. Me dijiste que tenías que marchar y te dije que sin problemas, que no era lo mismo que hace dos años. Ni los sentimientos ni las situaciones.
Al día siguiente me dijiste que te quedabas un día más, y al siguiente, que te quedabas otro más. y así hasta el tercero. Me abrí y te conté cómo me habías hecho sentir, cómo no quería volverme a sentir. Que no quería volver a sentirme un kleenex, un segundo plato, no sé… poca cosa.
Y hoy has hecho que me vuelva a sentir así. Que nada ha importado, que nada te ha importado. Sólo hacía 4 días que nos habíamos despedido y has tenido la necesidad de vomitar lo que te pasa por la cabeza. Que igual te gusta tu amiga. Pues de puta madre ¿sabes? Que me alegro por ti y todo eso, pero que la próxima vez que sientas esa necesidad de vomitar cosas porque somos amigos y tenemos mucha confianza, te puedes parar a pensar un poquito en las circunstancias. Un poquito nada más, eh?
Igual decirle eso a una persona con la que has pasado 8 días, con la que has compartido tantas cosas, … sólo 4 días después de haberte marchado, no es lo más acertado. Bueno, igual no… NO es lo más acertado. Me parece estupenda toda la confianza y toda la sinceridad, pero has sido un cabrón. Cero respeto.
Si no sabes si ella te gusta o no, puedes esperar unos días a estar seguro antes de decírmelo. Porque para no querer hacer daño ni hacerme sentir mal, te has cubierto de gloria.
Te he contestado muy sinceramente y quiero que sepas, si alguna vez llegas hasta este blog, que lo he hecho porque valoro tu amistad. Pero ahora mismo, no puedo estar cerca de ti. Porque siempre que estamos muy cerca acabas haciendo/diciendo algo que me hace daño y abre una brecha enorme entre nosotros. No puedo estar cerca de ti ahora. Otra vez no puedo estar cerca tuya.
Algunas cosas tienen consecuencias. Follarte a una buena amiga, estar 8 días con ella, saber que la has ilusionado y decirle a los 4 días que igual la siguiente sí te gusta… tiene algunas. Que tu amiga se enfade y se aleje, es la más clara.