que llegará el día en que se olvidará, que lo verá y no sentirá, que no mirará sus labios ni sentirá ganas de morderlos ni besarlos, que verá sus brazos y no querrá que la abracen tan fuerte que nada más importe, que si por un casual mira sus piernas, no querrá tenerlas cerca en ninguna cama.
Pero Mi Magdalena a veces es muy incrédula, y no se termina de creer que eso vaya a pasar, que no vaya a estar cerca, o que si está cerca le vaya a dar igual, que sienta lo mismo por una persona aceptando sus fallos y sus virtudes.
Por que seguramente, si Mi Magdalena conoce a alguien que pueda removerle por dentro sensaciones que hace mucho se durmieron, será un cobarde que no querrá arriesgar nada medio seguro por lo que pueda pasar, que no correrá ningún riesgo que no deba, que jugará por jugar sin pensar en las consecuencias y … para eso, para que va a querer conocer a nadie? para que sea así? para qué arriesgarse a volverse a exponer si Mi Magdalena sabe que acabará perdiendo? Siempre pierde, esa sensación tiene. Al menos en esto, quizá sólo en esto, siempre pierde.
Se pregunta Mi Magdalena si no sería más fácil dejarse llevar, ver qué pasa, arriesgarse, jugar, … pero en igualdad de condiciones, no le gusta ir a remolque.
Sí, si no vuelves… vete a la mierda.
Sí, si no vienes… vete a la mierda.
Nunca dirá eso Mi Magdalena, no sabe por qué, siempre acaba jugando a no ganar.
La fuga – Jugando a no ganar (Así suena en spotify)
Fui yo quien me prometí que no volvería a caer, hasta que me he visto aquí, muy metido en el papel de un tonto conquistador, más vencido hoy que ayer. Casi ha perdido la voz a patadas con su fe.
Ahora da igual, he aprendido a ser feliz así; de bar en bar, casi, casi me he olvidado de ti.
¿Cómo poderme fiar de ese cuerpo de mujer? Tantas noches que he buscado el veneno de esa piel que siempre se me ha escapado. nunca se dejó comer. Me ha dejado aquí colgado, como un cuadro a su pared.
Y he caminado más torcido que de pie; perro a tus pies, abandonado, herido, tengo sed.
Doy vueltas sin parar, no quiero seguir más tiempo así. Jugando a no ganar, ya ves, me he quedado sin ti.
Y he caminado más torcido que de pie; perro a tus pies, abandonado, herido, tengo sed.
Y he caminado por lugares de placer pensando que no pensaba en tí te recordé.